El doctor en Antropología Emilio Lara López explica la importancia de los pares estereoscópicos para conocer la sociedad de finales del siglo XIX y principios del XX
La fotografía estereoscópica fue todo un boom durante los últimos años del siglo XIX y primeros del XX, dejando así para la posteridad multitud de pares estereoscópicos que, actualmente, se han convertido en materia de estudio para historiadores y antropólogos que desean conocer más en profundidad la sociedad de aquella época.
El doctor en Antropología Emilio Luis Lara López, quien ha basado gran parte de su trabajo investigador en la obra estereoscópica de Arturo Cerdà i Rico, no duda en catalogar este tipo de fotografía como un excelente aliado para el estudio tanto de la Antropología como de la Historia. Lara explica que entre finales del siglo XIX y principios del XX, fueron numerosos los fotógrafos aficionados pertenecientes a las clases medias que compraron cámara y visores estereoscópicos. Estos reporteros amateurs se dedicaron “por puro placer –según apunta el doctor– a fotografiar para mostrarse entre ellos mismos sus placas, intercambiarlas, presentarse a concursos y publicarlas en revistas especializadas”.
Emilio Lara achaca la expansión tan honda y rápida de esta técnica a “la fascinación por la misma y a la verosímil sensación de tres dimensiones”. Lara comenta que la estereografía fue ampliamente conocida por el público en general “gracias a los espectáculos ópticos que recorrían ciudades y pueblos en los que se mostraban en tres dimensiones retratos de personajes famosos del momento, paisajes, ciudades importantes y vistas monumentales”.
Este hecho, el de acercar cosas y personajes lejanos al gran público, supuso un importante papel tanto en el ocio como en la enseñanza. La estereoscopia no sería reemplazada de ese lugar privilegiado en la divulgación y el entretenimiento hasta el nacimiento y difusión del cinematógrafo, según apunta Lara. Tanto la sociedad burguesa como la más humilde estaba “encandilada” con tales imágenes: “Constituían una revolución tecnológica que a nosotros, en el siglo XXI, nos cuesta entender por parecernos prehistórica”.
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